Los radiadores son dispositivos que se encargan de disipar el calor generado por el motor de los coches. El funcionamiento de los radiadores se basa en el principio de la convección, que consiste en el intercambio de calor entre dos fluidos a diferentes temperaturas. El fluido más caliente tiende a ascender y el más frío a descender, creando así una circulación natural.
El sistema de refrigeración de los coches está formado por varios componentes, entre los que se encuentran el radiador, el ventilador, el termostato, la bomba de agua y el anticongelante.
El anticongelante es un líquido que circula por el interior del motor y absorbe el calor que este produce. Luego, el anticongelante pasa por el radiador, donde se enfría al entrar en contacto con el aire que sopla el ventilador.
El termostato regula la temperatura del anticongelante y abre o cierra el paso al radiador según sea necesario. La bomba de agua impulsa el anticongelante por todo el circuito.
Los radiadores son esenciales para mantener el rendimiento y la vida útil del motor de los coches.
Un radiador defectuoso o sucio puede provocar un sobrecalentamiento del motor, lo que puede causar graves daños o averías. Por eso, es importante revisar periódicamente el nivel y el estado del anticongelante, así como limpiar el radiador de posibles obstrucciones o fugas.